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Dujos o Colmenas

Posted in Etno en madera

aldea apicultura pag 97 (3)

Las colmenas más antiguas se construían aprovechando los troncos de árboles huecos que encontraban en los montes, pero al aumentar la necesidad de ellas se produjo una escasez de este tipo de troncos, por lo que tuvieron que recurrir a vaciarlos de manera manual.

A este tipo de colmena en el Sur de Cantabria se le llama dujo (del latín dolium, vasija) y era elaborado a partir del tronco de un árbol cuya especie dependía de la zona donde se desarrollase, siendo los más comunes el roble o rebollo y olmo, y ocasional­mente el tejo, fresno y haya.

Se buscaba un árbol en buen estado y con un tronco con el mayor diámetro posible, siendo normalmente en torno a los cincuenta centímetros. Después se cortaba con un tronzador un trozo de tronco de una longitud de entre setenta y cien cen­tímetros, si bien hay algunos que sobrepasan el metro.

A continuación se vaciaba poco a poco hasta dejarle una pared de cuatro a seis centímetros (para que no se abriese el tronco y aislara del frío a las abejas) con el empleo de un barreno, una gubia y la madreca (herramienta similar a la gubia pero de grandes dimensiones). Para agilizar esta labor a veces se ayudaban del fuego, para ir quemando el tronco por dentro.

Aproximadamente a la mitad de su altura hacían la piquera que sirve de entrada y salida a las abejas.

Por dentro y en la parte central se colocaban una o dos cruces según la altura del dujo, que servían para que las abejas pudieran sujetar los panales y para indicar al apicultor hasta dónde podía extraer la miel.

El último paso consistía en sellar con boñigas de vaca o arcilla los huecos o fisuras que, una vez secas, aislaban muy bien el interior del frío y el agua.

El dujo se apoyaba sobre una lancha o losa de piedra (para aislarlo de la humedad del suelo) y se cubría su boca superior con una tapa de tabla. Encima se ponía a modo de tejadillo una lancha de piedra y más modernamente tejas o chapas de bidones, para evitar que se colaran el agua, la nieve y el frío.

Coronando el conjunto, una o varias piedras con el objeto de que el viento no lo levantara y dejara a la intemperie a las abejas.

El hornillo era originariamente un dujo en posición horizontal que se incrustaba en las paredes de las viviendas y edificaciones anexas como cuadra, pajar, horneras y colgaizos.

La piquera daba hacia la calle mientras que la otra parte, por donde se tiene acceso a los panales, estaba en el interior, cerrada por una tapa de madera sujeta gracias a unas tiras de cuero que hacían a su vez de bisagras. Para mayor protección y seguridad se tapaba con un saco de arpillera o lona.

El hornillo evoluciona y los viejos troncos son sustituidos por cajas rectangulares de madera, elaboradas también manualmente en casa.

También hay casos en los que los hornillos se sitúan en edificaciones hechas sólo para albergar­os y que reciben el nombre de hornilleras.

Fuente: Carlos J. Valcuende de Cos