VILLANUEVA DE LA NÍA

Paisaje y naturaleza

El Villanueva de La Nía el arroyo Mardancho, la corriente hidrológica más importante de la parte occidental de Valderredible, vierte definitivamente sus aguas en el Ebro, al final de una vega sombreada por las choperas que se alinean en los ribazos de ambos ríos. El horizonte se cierra por colinas montaraces con robles en estado arbustivo, que solo adquieren cierta madurez en las laderas norte del monte de La Mesa.

Patrimonio histórico

Villanueva de la Nía es uno de los pueblos que junto a Polientes y Ruerrero, cuentan con cierta actividad comercial derivada de su ubicación en el cruce de las dos arterias de comunicación principales del valle: el camino del Ebro en dirección a Bárcena de Ebro (para desde aquí ascender por Valdeprado del Río hasta Campoo de En medio y Reinosa) y el camino de Aguilar de Campoo (remontando el Mardancho por Valdelomar y Quintanilla de las Torres, ya en Palencia). Sin duda esto explica la existencia de algunas casas de talante más urbano de lo que es habitual en los pueblos aledaños, alguna de las cuales repite un tipo de fachada de sillería que tuvo cierto éxito en Polientes en las primeras décadas del siglo. También destacan otras más antiguas de los siglos XVII y XVIII, engalanadas con valioso blasones y decoraciones en las molduras que encuadran las puertas y las ventanas.

A la salida del pueblo, en dirección oeste, se yergue la parroquia de San Juan Bautista en un oteruelo aprovechado en torno a los siglos IX-X para excavar en la roca una necrópolis de inhumanación de tumbas antropomorfas, que aún se pueden ver por el camino que asciende por la parte trasera de la iglesia. La iglesia se empezó a construir en la primera mitad del siglo XII en un depurado estilo románico del que tan solo nos queda la cabecera con transepto y ábside semicircular. Lo mejor es la talla de los canecillos y de los capiteles de las columnas del arco triunfal del interior, ejecutadas por la misma mano o escuela que en San Pedro de Cervatos, de donde también procede la temática erótica y fantástica del programa escultórico. El resto del edificio es un conglomerado de ampliaciones y reformas de los siglos XVI al XIX o incluso XX en las que se supo mantener la armonía de las proporciones a pesar de las diferencias estilísticas.

Desde el frente de la iglesia parte una vía crucis de un kilómetro y medio de trayecto hasta la ermita de la Virgen del Monte, construida en el siglo XVI para albergar la imagen gótica de la patrona.